Marta, voluntaria de ASB, os cuenta su experiencia en terreno

Soy Marta, voluntaria de Amor Sin Barreras en el cole Pole Pole de Turkana (Kenia)

Quiero compartir mi experiencia allí y al sentarme frente a la hoja en blanco me está costando desenmarañar la cantidad de sentimientos que me recorren el cuerpo: compartir, aprender, vibrar, sentir, respetar, amar, fluir, observar…. Emoción, generosidad, libertad, empatía, solidaridad, honestidad, protección, sensibilidad, bondad… Y realmente no sé por dónde empezar.

Pero sí de algo estoy segura y que merece la pena hablar es de la calidad de personas que habita en Turkana…¿cómo es posible que con tan poco te hagan sentir tan plena y te transmitan tanta paz?… Pues porque realmente, por aquí, estamos muy equivocados y  no necesitamos casi nada para ser y hacer feliz.

Tuve la gran suerte de estar en la apertura y puesta en marcha de Pole Pole y me gustaría hablar del gran trabajo que están haciendo con muchísima dedicación y amor el equipo que sostiene Pole Pole en Turkana… Soila, Monika, Joyce, Ingolol, Eregae y Esekon. Ellos son verdaderamente los que hacen posible que 44 niños tengan cubiertas sus necesidades básicas para poder desarrollarse correctamente y que lleguen a ser o hacer lo que ellos decidan con su vida.

Casi se me olvidaba hablaros de mí experiencia… Sólo puedo decir que me ha cambiado la vida, la tribu Turkana y Pole Pole son parte de mi existencia y estoy deseando volver para empaparme de nuevo de esa calidez humana y paz interior que allí viví.

Así lo viví… 

Marta Machancoses 

Arancha, voluntaria de ASB, nos cuenta su experiencia

Realizar un voluntariado fuera de España era un sueño que en mi interior me planteé desde que era una niña.

Tenía en mi alma la necesidad de vivir esa experiencia , por fin este verano 2022 me dio la oportunidad de cooperar y colaborar en Kenya en su mágica escuela en Turkana.

Cuando llegué como el propio nombre de la ONG indica (Amor sin Barreras) solo pude recibir amor, un amor puro, en primer lugar de esos pequeños valientes, luchadores y supervivientes , los niños de Pole-Pole, creo que es uno de los momentos más bonitos que voy a tener en mi vida, esa llegada en la que los pequeñitos sabios me recibieron dándome en un abrazo colectivo tantas lecciones.

Cuando llegas de occidente donde creemos que lo tenemos “todo” y pisas un lugar del tercer mundo, con tantas carencias y zonas subdesarrolladas la realidad que imaginas en mi caso fue muy diferente a la que esperaba.

Ellos me han enseñado que bonito es vivir en lo esencial, con lo natural y básico del ser humano, porque no hace falta más para ser feliz. 

Fuera de evasivos, desde contaminación hasta tecnología que nos quitan nuestra energía y nos ciega ante la bonita esencia de la vida, que ellos tienen muy presente. La necesidad del aquí y ahora, de vivir el momento, de vivir con lo básico, de ser y estar, de compartir, TODO, allí en ese lugar mágico de África, son “todos en uno”, compartiendo lugares en sus hogares , las maravillosas manyattas, viviendo en tribu, colaborando entre ellos como una sociedad que es una familia real.

Sin duda es una paradoja, que existan tantas carencias en Kenya, desde nutrición, la más importante, educación y sanidad y no existan patologías en cuanto a felicidad, bienestar mental o salud mental , apenas, de corazón que no la hay, que su alegría te inunda en cada paseo, no en cada momento, en cada compartir y vivir cada día.

Sin duda he aprendido mucho, me han esneñado mucho, sin duda son un ejemplo que seguir aquí en occidente, AMOR EN ESTADO PURO.

En mi corazón tienen un lugar enorme lleno de agradecimiento y ese amor, que será eterno, y un sueño en poder volver algún día.

También compartir aquí la gran necesidad que tienen de ayuda esas familias, son un ejemplo pero es importante saber que necesitan recursos, nos necesitan , necesitan esa gran ayuda que aquí podemos aportar con nuestro granito de arena, muchos pocos hacen mucho , y podemos evitar las necesidades de salud que tienen como desnutrición y asistencia sanitaria , así como educación, labores que AMOR SIN BARRERAS con un trabajo impecable en su escuela hace perfectamente salvando vidas y dando a esos niños lo que necesitan para cubrir las importantes necesidades fisiológicas para vivir. 

Son una institución transparente al 100%, llena de trabajo diario, un equipazo comprometido, aquí y allí, Soila la directora es puro amor, un ser especial , muy especial comprometido que ha dado la vida para Pole-Pole, Ana la fundadora es una luchadora, idealista y competente que mueve cielo y tierra para seguir adelante dando a esas familias vidas, y todo el equipo de allí con una entrega impecable , profes, colaboradores de cocina, mantenimiento… el equipo de aquí de España de “Amor Sin Barreras”, grandes personas comprometidas que hacen una labor excepcional en aquel maravilloso lugar, en el que con palabras sería imposible explicar lo que te aporta en tu corazón , las vivencias y sensaciones que enseñan los turkanos en su tribu llena de amor.

GRACIAS GRACIAS GRACIAS A TODOS, siempre en mi corazón.

La experiencia de Cristina y Ester como voluntarias en Pole Pole

Ahora, sentadas durante horas en el aeropuerto, hacemos una reflexión de lo vivido y tan difícil de explicar, con las emociones a flor de piel,  nos armamos de valor a contar nuestra experiencia, porque es la nuestra, la que nos ha ocurrido en estas semanas, en un lugar llamado Lokitaung, en el colegio “Pole-Pole “.

Nuestro sueño siempre ha sido ir de voluntarias…

Ayudar de alguna forma a las personitas más vulnerables, a esas personitas a las que nos dedicamos en nuestra vida diariamente; Este año era el momento, ambas teníamos las ganas e ilusión de hacerlo, teníamos el mismo sueño y solo faltaba un empujón, Amor Sin Barreras nos dió el apoyo necesario, la ilusión por ayudar un poco en lo que sabemos. 

Pole-Pole está dirigido por una maravillosa persona llamada Soila, una persona dedicada a los niños y que nos recibió con todo el cariño del mundo y su gran bondad.

Llevamos desde España un proyecto basado en el juego libre, en el que se incluyen los juegos tradicionales propios de nuestro lugar de origen.

Desde el principio nos dimos cuenta que debíamos adaptar nuestro proyecto a las necesidades y preferencias de los niños y a sus familias, sintiendo un sock al conocer la situación en la que viven los Turkana.

Muchos niños caminan descalzos varios kilómetros para llegar a “Pole Pole” y poder comer su primera comida del día.

Como docentes conocemos de cerca la vida en un colegio, la hora de la comida, el sueño…, nos sorprendió el silencio, las ganas de comer, no rechazan ni un trozo de comida, les cambia la actitud, se sienten felices, con más energía e incluso aún estando  cansados y durmiendose siguen comiendo.

Lo que nos chocó fueron las ganas que tienen de aprender,  y la capacidad que tienen para absorber los contenidos que les dábamos en estos días.

Saliendonos de “Pole Pole“, durante este curso escolar en España hemos estado, una en un cole ordinario y otra en un cole de educación especial, por esta razón, nos ha llamado la atención un niño con síndrome de down, llamado Etabo, perfectamente integrado en las clases, autónomo, que se buscaba la manera de seguir adelante un superviviente de la vida.

Etabo es un niño feliz, cariñoso, activo… qué en poco tiempo se ha hecho a la rutina del colegio, normalmente les cuesta más, pero sabe lo que quiere y se hace entender pese a su situación. 

Es un niño que se enfrenta a las mismas dificultades que todos los demás, siempre superándose.

Camina 2 kilómetros descalzo para llegar al cole como algunos de sus compañeros y lo hace sin quejarse, llegando a su destino con una sonrisa en los labios y ganas de aprender. 

Como nos pasó con todas las familias, al visitar su Manyatta, que es el lugar donde viven estos niños, vimos las circunstancias en las que viven y lo poco que tienen o nada para subsistir.

Al fin y al cabo, esta asociación “Amor sin Barreras ” se dedica a los niños que presentan mayor atención nutricional y atención clínica.

Para finalizar, nos sentimos con una pena muy grande de habernos ido, es como si hubiera sido un espacio de tiempo muy corto, y una huella marcada entre Soila, los niños y nosotras. 

Aún no nos habíamos ido y ya estábamos pensando en que podíamos programar para la próxima vez que volvamos. 

Esperamos que para ese momento “Pole Pole ” haya podido crecer y albergar a más niños.

Nos vamos con un pedacito de “Pole Pole ” en nuestro corazón. 


Cristina y Ester

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